martes, 24 de noviembre de 2009

Una noche en la Ópera

No, no voy a hablar de los hermanos Marx, aunque sus películas me enganchen una vez y siempre que las veo.

Hablaré de la noche del sábado ( tampoco fue la Fiebre del sábado Noche, aunque también incluyó el baile).

Me explico : el Teatro Pérez Galdós programó y produjo- junto con el Teatro Real y La Asociación Bilbaína de Amigos de la Opera- un muy lograda versión de Las Bodas de Figaro.

Resultó muy conseguida y es un pequeño engaño el haber puesto esta foto de otra producción y otro año, pero no disponía de la auténtica. Una pena, pues el decorado, los distintos escenarios están muy conseguidos ( ¿Y cómo no si TODO era auténtico? )
En efecto, desde las cerámicas del patio andaluz, las puertas enrejadas, el pavimento de terrazo adamascado, el vestuario...en fin, todo sin trampa ni cartón. Un perfecto juego de luces transformaba el forillo ( creo que se llama así) que desde el principio colgaba de la boca del escenario como telón de época y que con la iluminación se transformaba completamente y a veces eran unas cortinas de encaje- realmente lo parecía- o , simplemente se volvía una fina tela transparente que permitía dar relieve y profundidad a lo que ocurría detrás, con un hermoso juego de planos , casi en relieve,
Estábamos en e lprimer piso y no nos llegó el aroma de azahar que se distribuyó a través del aire acondicionado que terminaba metiendo al público en la escena.

Fue como debe ser la Ópera: un conjunto equilibrado de buena música, voces y actuación cómica como pide esta composición bufa.

Que Mozart fue un genio, es una perogrullada, pero que un genio tenga sentido del humor, es menos corriente. Su música juega a traducir en sonido los enredos y desenredos que la trama (nunca mejor empleada esta palabra, pues la acción se entrelaza como las tramas de un tejido y como las tramas con que los personajes van engañándose unos a otros ).

La Budapest Festival Orchestra puso el resto, junto al coro de cámara Mateo Guerra
y para mí, la mejor voz- aunque su personaje no fuese central- fue la de Katherina Kammerloher de la que nunca he oido hablar, pero su timbre, muy bello, y la delicadeza del canto me parecieron lo mejor, pero como no soy una entendida, aunque sí melómana me atrevo a defender mi opinión. La mejor.

Las críticas a la programación de este Teatro este año no son merecidas. No puede traerse lo que ha venido en años anteriores por razones económicas y aún así se critica que el gasto es desaforado, pues el Ayuntamiento subvenciona en gran parte estas actividades. Comprendo que la cultura es muy cara y que si tuviésemos que pagar la entrada por lo que en verdad,vale, no veríamos ni la mitad...Por otrolado es cierto que nos beneficiamos pocos, pues el aforo es muy limitado y las islas suponen un gasto extra por la lejanía.
Es otro debate que dejo . Habrá que pensarlo y repensarlo, pues todos tenemos derecho a ello pero tampoco podemos cortar la actividad cultural, más bien al contrario, debe abrirse y que llegue a todos.

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