martes, 22 de abril de 2008

Ser amable ...( o no serlo )

No era de esto de lo que iba a escribir esta tarde, pero se me ocurrió ir en busca de un nuevo cepillo de dientes, pues al cambiar el cabezal por otro nuevo, dejó de funcionar. Como las pilas estaban cargadas, era cosa de renovarlo ( al fin y al cabo, ha durado cuatro años, debe ser el tiempo límite del fabricante). Con pocas esperanzas, y porque no me queda demasiado lejos de casa, entré en una perfumaría ( MAYA, por si alguien tiene la curiosidad... ) y estaba de suerte: lo tenían.
De regreso a casa abro la caja - algo grande para el contenido tan estrecho, pero hoy todo viene envuelto en tamaños que duplican o triplican el contenido y así podemos ser más ecológicos y tiramos menos desperdicios...- Decía que abrí la caja y me empiezo a mosquear al ver un cable y un enchufe. ¿Para qué quiero este enchufe, si se mueve mejor dentro de la boca sin cables colgando ? ¿Y si me electrocuto sólo por ser limpita? En fin, leo las instrucciones. Sólo funciona si está cargado y por lo tanto debo tenerlo encima de la encimera enchufado, pues no cuenta con otra fuente de alimentación. Soy algo recelosa con respecto al agua, mi boca y la corriente eléctrica, así que resignada me devisto y me vuelvo a vestir para salir de nuevo a la calle y devolverlo por uno como el viejo. Cuando me ve entrar la dependienta ya no sonríe como antes.
Le cuento lo que ocurre y abre muy desconfiada la caja ( debían haber pasado unos veinte minutos, pero en fin, podía haberlo usado). Muy circunspecta y con voz de Srta. Rottenmeyer me comunica que no me lo puede devolver.
- ¿Por qué ?- pregunto ingenuamente.
- Pues porque falta el plastiquito que envuelve el cable. Yo así no lo puedo volver a vender
( ¿ ASÍ ?- estaba perfectamente doblado en su compartimento)
-Por favor, señorita fuera hace mucho calor y he venido dos veces . Yo no le veo estropicio alguno ni creo que nadie exija comprobar en otra caja si el cable va o no envuelto.
Se acerca la encargada de la tienda y la dependiente la aleja y se pone a hablar en voz baja. Me temo lo peor, pero me sale la vena combativa. Si se pone de su parte , no entraré en su juego. Ahora quiero que me lo devuelvan y sin cambio por ningún otro.
Así fue. La encargada me dice lo mismo y yo agradeciéndoles el favor, me dirijo de nuevo a casa ( muy contenta con el servicio, la amabilidad y todas esas boberías que sólo sirven para hacer más agradable la vida ) .
Vuelvo, plastiquito en mano, a MAYA. No sé por dónde me estaba acechando, pero al entrar ya estaba en la caja sacando mi dinero.
Muy cínica me dice tendiéndomelo : Muchísimas gracias.
Yo, que iba pensando en no abrir la boca, no pude contenerme: No , de gracias, nada. Ya tiene usted una clienta para siempre.
( Mientras caminaba de vuelta a casa, iba comparando el trato y como se desvivían en Nueva York por atenderte . Canarias era una tierra amable y lo era para bien de todos. Si se pudiera dar la vuelta a la tortilla , seríamos más felices TODOS. Si tratáramos, cada día, de recuperar aquella amabilidad poniendo lo mejor de nuestra parte. Si lo consiguiéramos mejorando la educación ...)