domingo, 25 de mayo de 2008

Isabel Allende


Aunque hoy vaya a escribir sobre I. Allende, no quiero dejar de recordar...si alguien me lee, que a Yoani Sánchez la protegemos si la leemos y entramos en su blog. El régimen no puede ir contra alguien que está siendo tan reconocida fuera de Cuba.
Pero hoy quería hablar de Isabel Allende. Desde que publicó "La casa de los espíritus", no había vuelto a leerla ( deben de haber pasado 20 años...). Cuando sacó "Paula" tuve la tentación de leerlo, pero pensé que era muy duro que hablara de su hija, muerta de Porfiria y en coma cerca de un año, así que no lo leí . Hice mal. En aquelmomento la prejuzgué sin leerla. Ahora he terminado la última obra suya ( La suma de los días ) que es una autobiografía y esta mujer me ha encantado. Tiene una gran sencillez para presentarte su vida y la de su tribu, una familia enorme que ella se ha encargado de traerse cerca ( vive en San Francisco). Es chilena - exiliada cuando Pinochet mató y torturó a todos los chilenos que pensaban de manera diferente- y pasó a vivir a Venezuela. Esta mujer ha superado tantas pruebas en su vida que no me explico el buen humor y optimismo que tiene su narración. Domina la ironía y ha sabido- también es cierto que ayudada por diversos tipos de terapia - reponerse a numerosos golpes sin perder esa actitud tan positiva. Naturalmente, la familia ha sido el gran apoyo, pero también una fuente de problemas, algunos tan originales como que su nuera, después de tres hijos, decidiera irse a vivir con otra futura nuera ( prometida de un hijo de su actual marido y que vivía con ellos ) y que sus tres nietos hayan vivido en semanas alternas en casa de sus mamás o en casa de su papá. Estos niños han sido muy felices y ella los ve muy equilibrados. Han vivido esa vida- que en Chile habría sido un gran escándalo, dice ella y yo pienso que no sólo en Chile- y han sido cuidados y amados por más padres que los demás. Los otros hijos de su marido ,Willie, son drogadictos y una de ellos, después de varios paseos por diversas clínicas y en muy mal estado, ha desaparecido y tuvieran que sobreponerse a eso y sin recibir más noticias hasta la fecha.
Es de esas personas que saben como tener a la familia unida ( pienso también que el dinero que ha ganado con sus libros ha contribuido mucho, pues con él ha mantenido a unos y otros, dándoles trabajo en la oficina que ha tenido que montar en su casa para llevar la correspondencia,contestar teléfonos, citas con periodistas, etc. ), pero como todo, si no pones empeño en mantenerla cerca, el transcurrir de la vida nos disgrega . Y supongo que tratándose de Norteamérica eso es aún peor, por la facilidad que tienen de cambiar de trabajo y ciudad y por la costumbre de que los hijos se emancipen tan pronto. Ha montado un gran matriarcado- es evidente que el mundo femenino le ha dado mucho apoyo-y , aunque también se percibe que no lo cuenta todo, nadie lo haría exponiendo así a su familia o exponiéndose a no ser entendida por ellos y que se alejen de su entorno. Se agarra a los buenos recuerdos y los recrea con sentido del humor y sensibilidad para no herir -o perder- a ninguno de su tribu.También de su marido ,Willie al que casi llegas a sentir que lo conoces de toda la vida. Esa es la sinceridad que siempre esperas encontrar en la buena literatura, la veracidad del que escribe para dejar algo de sí mismo y no rellenar hojas de falsa entrega que no interesa a nadie.
Se ha rodeado de amigas - las Hermanas del Perpetuo Desorden- con las que se desahoga todos los martes como una cura de desintoxicación y de recarga de pilas. ( Me recordó a los famosos Martes de mi madre, que también se reunía con "las niñas" como ella las llamaba, cada vez en una casa distinta, y siempre volvía renovada) .
La lectura de tantos años de la vida de esta chilena- venezolana- norteamericana me ha parecido estimulante, además de divertida y te comunica su optimismo. Gracias, Isabel.