miércoles, 17 de junio de 2009

Ainoha Arteta y Manon Lescaut


Ayer terminó la temporada de ópera con Manon.
Aunque a mí sí me gustaron los decorados- minimalistas- al público, en general, no. Es una producción que viene de Zurich y me parece que le sacan mucho partido contando con muy pocos recursos .
Aunque la ópera no debe ser mirada así, pues es un compendio de Música , Teatro, Escenificación y trabajo actoral ( y seguramente, muchas más cosas que se me olvidan o no sé, sólo soy una dilettante poco versada ), el caso es que si el "envoltorio" no es lo suficientemente brillante, a la gente le desencanta antes de valorar otros aspectos. Y el aspecto musical brilló, por la bella música de Puccini y el gran trabajo de Ainoha y el tenor CarlTanner. La voz de Arteta se ha expandido en estos años en que no la habíamos vuelto a oir y es, de verdad, extraordinaria.
Tiene una potencia, claridad en la vocalización y limpieza que asombran. Al acabar la vimos agotada, tanto casi como su personaje, pero es que , además, es una gran actriz. Sus miradas pícaras, el movimiento corporal, los gestos, en todo era Manon.
En realidad el libreto no vale gran cosa y los actos comprimen mucho la historia que en varias ocasiones está deslavazada. Yo como profesora de Literatura tengo ahí un handicap, porque no dejo de fijarme en el aspecto literario... y en la ópera esto casi nunca está bien.
Parece que el género se encastilló en historias melodramáticas y amores desorbitados que inexorablemente llevan a la muerte del personaje principal... y eso me apartó de la ópera muchos años.
Ahora, jubilada y con menos exigencias, procuro pasar por alto este aspecto y concentrarme en la Música y en la actuación, que cada vez se cuida más. Lástima que los cantantes no cuiden su forma física ( como el gran Alfredo Kraus que hasta el final tenía planta y voz...) y con sus gorduras te pongan difícil creerte al personaje.

Y no voy a acabar sin citar lo bien que canta y actúa nuestro coro, siempre dirigido por Olga Santana, tienen un gran nivel y muy buenas voces. Las óperas en que su papel es corto, siempre se notan y me he fijado que salimos más desilusionados, aunque no seamos muy conscientes de que su rol es tan importante y colaboran de manera total en la brillantez del espectáculo.