sábado, 21 de junio de 2008

La báscula y los sueños

Ayer me pesé por última vez en su báscula. En el despacho de mi ginecólogo - al que visito una vez al año para pasar la ITV - siempre ha habido una báscula muy precisa que necesita para controlar que las futuras madres no se exceden, aprovechando la gestación, del peso mensual marcado. Y ayer me dio la mala noticia de que se jubilaba y cerraba la consulta. No he tenido otro ginecólogo que él y han sido muchos años ( más de treinta y tres ) de confianza y confesiones.
Con lo reservada que siempre he sido no era poco tener un médico al que acudía hasta como si fuera de cabecera, por una gripe.
En su despacho se queda esa báscula que fue, mes a mes, contándome cuanto peso había ganado mi primer hijo, la emoción de ver en la pantalla del ecógrafo - recién comprado aquel año- la forma difusa de su cuerpo que nos dio a Luis y a mí, la certeza de que sí era real, había un bebé allí y era nuestro.
La misma felicidad se repitió con el segundo, y siempre la báscula le iba "poniendo carne" a aquel cuerpecito que nació con 400 grs. más que el primero.
Fue mi ginecólogo quien, sabiendo cómo deseábamos una niña en el primer embarazo, al acabar el parto , pícaramente me soltó:
- Le hemos puesto "los pendientes" más abajo. No quedaban bien en las orejas...
Y yo, aún aturdida, no comprendía lo que me estaba diciendo hasta que Luis se rió y me lo explicó.Ya en ese momento no quería ninguna niña, ese bebé era lo más bonito y tierno que había tenido nunca en mis brazos.
Hubo una pequeña traición : aprovechando que estaba en la clínica, Luis se fue a inscribirlo al Registro y cambió el "Bruno" que yo quería por "Gino" que era tan común en su familia.
En el segundo nacimiento , el bebé tenía prisa ( !y cómo se lo agradecí!). Llegamos a la Clínica a las siete de la tarde y Luis, que tenía el Cine Capitol muy cerca, no se lo pensó. Me dijo :
- Como falta tanto, me voy al cine y vuelvo...
La comadrona, nada más observarme, llamó al ginecólogo y a las 8 menos cuarto tenía a Hugo en brazos, acompañada de mi hermana y ... sin el padre. Su hijo era precioso y ya ni me importó que no estuviera él. Así lo tuve junto a mí en la cama , sobre mi corazón y que ese sonido que lo había acompañado tantos meses lo siguiera meciendo.
Este vez Simón no se guaseó con lo de los pendientes, sino con el padre .
_Te ha dejado por el cine. Vamos a asustarlo.
Pero no lo hizo, claro. Lo felicitó por lo bien que salió todo y se fue a su casa ( que Dios sabe la de horas que llevaba trabajando ).
Simón te vas a tu casa, hoy definitivamente, y te mereces el descanso, pero ya te lo dije y lo repito :
- Y ahora ¿Qué vamos a hacer sin tí ?

lunes, 16 de junio de 2008

Khaled Hosseini ( Mil soles espléndidos )

Este autor, más conocido por su obra "Cometas en el cielo", ha escrito una nueva novela que no desmerece en nada a su gran éxito anterior. También situada en Afghanistán, ahora su interés se centra en el mundo de las mujeres, representadas en dos : Marian y Laila.

Con una agilidad e inventiva grande, va enredando ambas historias y, de camino, traza un cuadro completísimo de la vida femenina en ese país y a la vez, el paso de los soviéticos, los mujaidines, los talibanes, los americanos...cómo cada invasión cambió sus vidas.

Este libro, lleno de ternura pero no sensiblero ni cursi, también es muy ameno. No descuida la historia de sus personajes para hacer "política", ni se desvía de la historia de estas dos mujeres.
Hay una distancia enorme- física, temporal, cronológica...entre el mundo afghano dominado por los talibanes y el nuestro.
Sigo por la prensa, con aprensión, cómo no han terminado de irse y desde Pakistan, acosan al nuevo gobierno con incursiones periódicas en tierras afganas.
La sensación de estar en un mundo inestable y siempre al borde de nuevos cataclismos no responde a un fantasma personal, creo que estamos viviendo una época convulsa y espero que América enderece el rumbo, como Europa debe implicarse en corregir y devolver tanto como ha sacado de África. Sólo un mundo más justo, simplemente justo diría yo, donde el hambre fuera desterrado, haría que tantas guerras o migraciones desaparecieran poco a poco.

No soy una ilusa, la FAO ha vuelto a traicionar su fin y deja sin resolver las hambrunas.
Esta crisis económica tampoco ayuda mucho, lo sé.

Volviendo al libro, la defensa del mundo femenino que plantea es otro de los retos en muchos países musulmanes donde la sharia sustituye a las leyes. Son muchos errores que se arrastran desde el origen de la historia- también en Occidente el mundo masculino sigue imponiendose -

Por hoy lo dejo. Si sigo enumerando desastres , no acabo.