lunes, 15 de septiembre de 2008

Hugo , enfermero stajanovista







En Valencia, hacía un calor tremendo y lo del Mundial de Fórmula 1 funcionó tan plenamente que al no haber reservado hotel con antelación , nos encontramos con que no había ninguna plaza libre. Hugo no podía uinvitarnos pues comparte un piso de estudiantes y , desesperados porque ni en el Corte inglés tenían nada, llamamos al Ayuntamiento. !Bravo por Rita Barberá! Había previsto que acudirían muchos jóvenes y tenían abiertos los Colegios Mayores. Nos recomendaron el Galileo Galilei y , cuando críamos que íbamos a encontrarnos con una cutrería juvenil, vemos que el Edificio era magnífico, las habitaciones - muy amplias- se limpiaban a diario, con cambio de toallas y !hasta servicio de jabones y geles!, comedor precioso, muy amplio, luminosos y con ventanales a los jardines que lo rodean, y con unos desayunos monumentales ( también comida y cenas, pero de eso no hicimos uso ).
El entorno, espectacular. Un campus americano en toda regla : seis canchas de tennis, desde nuestro balcón se veía un maravilloso parque y un polideportivo cubierto, pistas de bicicletas, lavandería de monedas, en los bajos un Centro Comercial, heladería con terraza, restaurante...no sigo, fue como encontrarte con un Hotel de 5 estrellas cuando esperas tener que dormir en un cuchitril.

Valencia "se portó" : yo quería celebrar mi cumpleaños- total un año más y mucha vida por delante, espero- allí con Hugo, que está trabajando ya como enfermero titulado.
Cuando cogimos el taxi desde el Aeropuerto, eran las doce menos cuarto y empezaba a llover débilmente. El taxista se lamentaba de que justo acababa de lavar su coche y la llovizna se lo estaba dejando bonito. Fueron pasando calles y calles. La lluvia arreciaba. Empezaron los truenos y relámpagos cuando nos acercábamos al fin del trayecto.
De pronto, Luis me da un beso : !Felicidades! - me dice -, son las doce de la noche y es tu cumpleaños. En ese momento el cielo empezó a caer sobre nosotros. Era una gota fría en toda regla, anticipada a Septiembre y yo- que he visto algunos fenómenos atmosféricos muy raros en momentos especiales, me sentí recibida al nuevo año con todos los honores.
Cuando , pasada la Formula 1, fuimos a un Hotel de verdad, nos quedó pena dejar aquel ambiente juvenil y lleno de extranjeros.
A Hugo lo han contratado en una Clínica privada de lo más puesta, pero de lo más abusadora. Contratan en verano a menos personal del que necesitan y los explotan a fondo. Todos los días quedábamos a comer con él. Debía salir a las 3, pero era raro que llegara antes de las 4.
Afortunadamente, frente a la Clínica había un Restaurante, bastante aceptable y muy bonito y los camareros y el maître se hicieron amigos, pues nos veíamos a diario.
El pobre chiqui llegaba sonriendo siempre, pero tan cansado que en cuanto comíamos nos lo llevábamos al "hotel" a que descansara.
Ha adquirido mucha experiencia, casi todos los días cuenta algo "raro". No son cosas habituales las que ocurren en un Hospital, especialmente es un muestrario de Psicología humana y reacciones varias. De momento el personal médico, no sale bien parado. Al ser privado, debe ser que tampoco contratan los médicos necesarios, a juzgar por sus reacciones. ( Al día siguiente suelen disculparse por sus errores, pero los enfermeros de entrada lo pagan ).
Pienso en lo distinto que debe ser , trabajar, por ejemplo, en situaciones de desastre absoluto, como en Haití o Cuba después del Gustav y del Ike que han dejado arrasadas casas, hospitales y todo tipo de necesidades sin posible remedio inmediato.
Seguro que en esos casos la humanidad y solidaridad son los sentimientos naturales.
A nuestras Clínicas les falta eso y repartir buen humor, no necesario, IMPRESCINDIBLE, para recuperarse cuando estás tan desvalido.

Han pasado tantas cosas...

No me he fijado cuánto hace que publiqué el último post, pero sé que nos fuimos de la isla un 21 de agosto, con el corazón encogido por el vuelo de Spanair donde murieron 154 personas. Volábamos al día siguiente - con la misma compañía y a la hora en que regresaba a Madrid el mismo avión Md que se cayó.
La tarde de la caída comíamos en casa con Gino y Dara, que también se despedían porque se iban a Chicago y San Francisco. A eso de las cuatro sonó el móvil de Dara: era Susana asustada porque creían que sus tíos Elsa Barbosa y Pepe Ramírez iban en ese vuelo. Desgraciadamente tardaron muchas horas en confirmar sus muertes y las cinco hijas tienen que asumir tanta tragedia, aumentada porque eran una familia-piña que todas las tardes iban a casa de sus padres ( son muy jóvenes, pero están todas casadas ),
Supongo que esto mismo estará pasando en tantas y tantas casas.
No pienso ir al Funeral de Estado, me bastó acercarme al de Elsa y Pepe y llorar con las niñas.
Tampoco ayuda el que los medios se hayan lanzado como buitres sobre una noticia tan "sabrosa"y que, encima, era agosto mes en que los periódicos no tienen qué llevarse a la boca ( Y dicho textualmente, cada vez son más carroñeros ).
Para nostros esa tarde fue horrorosa, más miedo me daba que volaran Gino y Dara que nosotros, porque iban más lejos... pero no quería trasmitírselo y les animé a que no volvieran a encender la tele en toda la tarde.
Como es notorio, todos hemos vuelto, sanos y salvos.