jueves, 9 de diciembre de 2010

Entre montañas y cascadas



Ayer, último día del largo puente de Diciembre, tenía verdadera necesidad de estar en pleno campo. No me costó mucho convencer a mi hermana , ni a Melela. Luis, reacio a moverse de casita, medio aceptó y después se nos unieron mis sobrinos y sus hijos.

!Qué día hacía en Las Palmas! Un sol ecuatorial y un calor caribeño no presagiaban otra cosa que tormenta. Teníamos que huir pronto...

La inocencia de los canarios - que nunca consultamos el parte para ver si vienen lluvias de lo escasas que son - nos metió de lleno en un diluvio.

¿Quién tiene miedo al agua ? Ninguno de los que estábamos en los dos coches tenía tal sensación. La lluvia cerrada - los venezolanos lo llaman " un palo de agua" - hacía el campo más y más hermoso.

Nuestra intención era acercarnos a algunas de las grandes presas - la de Chira, o Siberio o la de Las Niñas - y pasar un día de camping extraordinario. Los chiquillos bañándose en la grandísima piscina y los demás de paseo entre pinares.

Paramos a mitad de camino : la lluvia no arrecia y hay que decidir el destino.
Estamos disfrutando tanto de este paiseje y su lluvia que nadie quiere volver a casita.

Ahora no llevábamos rumbo fijo , buscábamos donde parar, entre los pinares hay algunos albergues del Cabildo , puntos de interpretación de la Naturaleza . También algunos bares se mantenían abiertos... esperando al cliente despistado.
Pero era tanta el agua que caía que hasta para salir del coche tenías que preparar la estrategia.
Melela tiene en el portabultos una buena sombrilla de playa : de cuatro en cuatro podemos acercarnos a un restaurante que está en Ayacata, donde dispusieron una larga mesa en la terraza ( !qué frío ! ) desde contemplar la vista y el continuo llanto de las nubes.

Pedimos unos platos calientes ( habíamos bajado a !8 grados! ) y "un vaso de bon vino". No era un Rioja de San Millán , pero EL Coto serviría.

Entramos en calor y , ahora sí pudimos contemplar la belleza en estado puro.

Ayacata , a los pies del Roque Nublo y de Tejeda, está en un valle fértil y muy verde impresionantemente rodeado de los riscos más hermosos . Unamuno calificó a estos paisajes como "una tempestad petrificada". Sigue siendo una imagenmuy acertada .
Entre verdes pinos, hierba tierna , grises roquedales y cimas de vértigo sientes tu pequeñez y , por debajo de toda sensación , una gran paz se va metiendo, metiendo...

Por todas partes caen cascadas y riachuelos. Pepe se para una y otra vez, emocionado de la cantidad de agua que está entrando en las presas.

Esta isla hace mucho tiempo hizo sus deberes , cuando tuvimos gobernantes con cabeza , estos embalses supusieron la solución para la agricultura a lo que se sumó las continuas repoblaciones del pino canario que completaron dicha labor ( pino que es un milagro de la naturaleza , aunque arda en incendios de terror, siempre rebrota ) y , además, su estampa es elegante, tiene forma cónica y las agujas se arraciman y abren proyectando la estampa de un árbol hermoso en su humildad.

Cuando pienso en este equilibrio natural, esta simetría armoniosa, más admiro a Gaudí que supo interpretar con su genio lo que la Natutaleza ofrecía generosamente.

Ya en casa, me salgo a coger sol y calentar los huesos . !Cuánta razón tenía el humanista canario, sacerdote y naturalista Viera y Clavijo cuando calificó a Gran Canaria como "Continente en miniatura". Han bastado pocas horas para pasar del calor a un día invernal y regreso al calor.