martes, 24 de febrero de 2009

Confesiones de un burgués ( Sandor Márai)

Estoy acabando este sorprendente libro de Márai. La primera y más sorprendente admiración es porque está escrito con 35 años, en plena juventud...pero sus reflexiones son de una madurez apabullante. Escritor de raza y profundo pensador, sus análisis del comportamiento humano, de la sociedad, la historia y sus movimientos ( vivió grandes cambios y guerras )son muy acertadas y todo desde una juventud intensamente vivida. Pronto abandonó su casa -padres muy bien situados y económicamente boyantes-por un asunto que se calla, pero que le hizo decidir- a los catorce años- que ya no quería vivir protegido por ellos, aunque aceptó la ayuda económica paterna por muchos años. Esta situación le llevó a vivir intensamente en múltiples ambientes y trasladarse varias veces de ciudades y de países ( Alemania, Suiza, Francia y, naturalmente el suyo propio, Hungría ).
La aportación económica de su padre llegaba puntualmente a primeros de cada mes- o se la adelantaba el Director del Banco, con la seguridad de que el padre nunca lo rechazaría.
Este trato familiar del mundo de la Banca con sus clientes, la generosidad en adelantar dinero o la comprensión de los dispendios juveniles por los que , en más de una ocasión fue "regañado" por el propio Director, como si fuera un pariente, le lleva a añorarlo y, en verdad que es algo que hoy no se permitiría nadie relacionado con ese mundo.
Cuando se lo propuso no tuvo dificultad alguna en que le publicaran libros u obras de teatro, de las que después abominó, y aunque debía dedicarse a estudiar periodismo, no iba nunca a la Facultad y en cambio se compraba y leía a diario montañas de periódicos.
Después se sintió atraído por la filosofía y cambió de carrera y de ciudad. Berlín fue una revelación pues la ciudad estaba en una etapa de crisis económica extrema, pero no así para los extranjeros, que al cobrar en marcos recibían un montón de billetes a cambio de sus divisas.
Esto le permitió vivir como un dandi, vestir de frac casi a todas horas y alternar con la aristocracia ylas actrices de moda ( habla mucho de su amiga la actriz, pero no nos dice quien era -ésta , muy importante y de mucho éxito- vivía en el Hotel Atlon y viajaba con gran lujo).
Frankfurt, donde pasó un año, fue otra ciudad donde se sintió feliz. describe una ciudad de edificios deslumbrantes, con aire renacentista pero algo recargados, debido- como él dice- al enorme poder económico del que disfrutaba aquella ciudad.
Mientras repaso someramente sus "confesiones", veo que la economía es una palabra a la que me he referido con frecuencia y pienso si es porque él pasó apuros de esta índole ya que el dinero que le llegaba se perdía como agua, entre sus manos, gastándolo inmediatamente sin preocuparse del mañana, pero que le hacía pensar acerca de su importancia en todas las facetas de la vida.
No tuvo dificultad en procurarse colaboraciones periodísticas, primero espaciadas, luego diarias en los mejores Diarios de la época, lo que ayudó a sus múltiples viajes, con uno u otro encargo.
Es de esas vidas que te hacen pensar en lo monótona y limitada de la tuya propia. Tantos años después ( mejor sería decir: un siglo después ) no conozco ni he conocido a nadie que haya podido permitirse vivir así tantos años de juventud.
La Historia también habla de otros períodos en que se vivía y se viajaba continuamente, digo viajar no hacer turismo de diez días, pasar meses fuera de tu mundo local o familiar : pienso en el siglo XVI o XVII cuando, sin aviones y con carabelas , se desplazaban a otros países como comerciantes, aventureros, soldados o , intelectuales...
Nuestro siglo goza de muchas ventajas, pero nada parecido a lo que nos cuenta Sandor Márai, ese ilustre y desconocido escritor.

No hay comentarios: