martes, 20 de enero de 2009

Festival de Música de Canarias


Ha sido un mes atípico. De entrada, mucho frío y lluvias casi a diario. No parece mi isla, todos hablamos de lo mismo. !Claro! si nadie tiene un radiador- o casi nadie- aunque supongo que muchos este año habrán comprado uno...

Pero no hablemos del tiempo, que ya está bien.

El Festival de Música ya está en su apogeo. Ayer oímos a la Filarmónica de Viena, dirigida por Lorin Maazel.
Interpretaban la 7ª de Mahler que nunca había oído: ni frío ni calor. No me emocionó ni la magnífica interpretación, ni la mejor dirección, porque es una composición a la que no le encuentro tema. Muy "llena" de instrumentos, pero sin hilo argumental. Sin cohesión. Al final, el público aplaudió con calor, pero lo achaco, más bien, a que el día anterior esa misma orquesta había tocado un "popurrí"- no encuentro otra forma de describirlo- de Wagner y El anillo de los Nibelungos, ensamblando una pieza con otra, sin más ni más, con resultado más bien desangelado.

En cambio hemos tenido una gran suerte con la programación de dos Pasiones según San Juan: la primera, contemporánea de la rusa S.Gubaidulina dirigida por Valeri Gergiev y la Orquesta del Teatro Mariinski : fue espectacular.
Saber de música y tener un fuerte espíritu religioso es lo que desprende esta composición que rompió con la tradición de "Estrenos Mundiales" de autores contemporáneos a los que este Festival nos tenía acostumbrados ; no gustaban a casi nadie, pero la causa queda en evidencia al comparar con grandes composiciones como esta. Sus autores "hacen" música de andar por casa- aunque crean ser geniales- Gubaidulina traspasa de emoción y espiritualidad y las ovaciones lo confirmaron.

La otra Pasión fue la de Bach y la orquesta y coro de la Bach Collegium Japan dirigida por un magnífico regidor : Masaaki Suzuki.
Sin muchos instrumentos, con un coro apabullante donde se integraban los solistas - !y qué voces!- con instrumentos antiguos, la Pasión fue brillante y perfecta. Bach se habría emocionado oyéndolos.
La comparación entre ambas es interesante, se podría decir, muy sintéticamente, que el dramatismo de la versión rusa era oriental y más profunda que la obra del gran Bach que resulta hermosísima y vibrante, la tristeza no es el motivo central, más bien lo es la propia música.

Queda mucha música todavía hasta que termine el Festival. Temo que el próximo no pueda ser como estos años, la crisis se ha ido presentando como lo que "algunos" sabían, pero ocultaron.
No quiero ser frívola con este tema, yo a mi "música" y los demás que se las arreglen.
Si se tiene que suspender temporalmente, pues eso debe hacerse. Todos estamos en el barco y todos debemos remar .
Este año el gasto social debería ponerse en primerísimo lugar.

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